La columna de J.J.Jinks: Pánfilos y populares
Curiosamente nuestros congresistas que están siempre dispuestos a regular hasta las peluquerías, han sido especialmente remolones para ponerle el cascabel a este gato. Una ley que protegería a los ciudadanos menos informados y al mercado de capitales se empantana en el Parlamento pues es una medida impopular y ya hemos aprendido que nuestros legisladores están dispuestos a todo en la diaria pulsión de ser populares.
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Es conocido el desprecio entre los grandes inversionistas a los intentos de estar activamente comprando y vendiendo acciones tratando de apuntarle a futuras alzas o bajas de la bolsa. Market timing en la jerga del club. Peter Lynch, una leyenda en el mundo financiero luego de que como gestor del fondo Magellan en Fidelity Investments consiguiera una rentabilidad anual promedio de 29,2 % (!!!) entre 1977 y 1990 decía “mucho más dinero han perdido los inversores tratando de anticipar una corrección de los mercados que lo que se ha perdido con la corrección propiamente tal”. Más duro ha sido el Oráculo de Omaha (qué sobrenombre), Warren Buffett quien señaló que “el único valor de los pronosticadores de precios de acciones es que hacen ver bien a los adivinos”.
Nada de ese conocimiento acumulado ha sido obstáculo para que en Chile se haya desarrollado al alero de los multifondos de las AFP la industria de los asesores previsionales que recomiendan a los ciudadanos cambiarse entre los 5 fondos existentes de acuerdo a su valoración de qué va a pasar en el mercado a futuro. Si la cosa viene buena nos vamos al A, si la cosa viene reguleque al C y si se vienen los sapos y culebras todos al fondo E, cabros. La empresa Felices y Forrados es la guaripola de estas recomendaciones y cuenta con gran cantidad de clientes que pagan por recibir su asesoría.
Si hay ciudadanos que están dispuestos a ser pánfilos están en su derecho dirá usted, pero este caso tiene elementos preocupantes. Primero hay una antipática opacidad para los clientes sobre qué ha significado en sus resultados los continuos de cambios sugeridos. Hace pocos días esta compañía se defendía ante críticas por haber anunciado un cataclismo para el mercado de acciones que no sólo no se concretó sino que sucedió todo lo contrario arguyendo que había usado el condicional “podría” y que eso los eximía de toda responsabilidad. Podría ser divertido si no estuviesen las ya exiguas y amenazadas pensiones de los chilenos en juego.
Pero lo más serio del asunto es el efecto sobre el tipo de cambio que se produce cada vez que hay una recomendación en un sentido u otro. La compra o liquidación de dólares que tienen que hacer las AFP para cumplir el masivo mandato de sus clientes termina por afectar en forma relevante el mercado de monedas. Esto tiene dos consideraciones: por un lado el efecto negativo que tiene para la economía nacional la distorsión de uno de sus precios ancla y por otro lado el riesgo latente de arbitraje si la información no se maneja con el debido cuidado.
Esto llevó esta semana al presidente del Banco Central a insistir una vez más en la Comisión de Hacienda del Senado en la necesidad de regular esta actividad. Curiosamente nuestros congresistas que están siempre dispuestos a regular hasta las peluquerías han sido especialmente remolones para ponerle el cascabel a este gato. Una legislación que protegería a los ciudadanos menos informados y al mercado de capitales se empantana en el Parlamento pues es una medida impopular y ya hemos aprendido que nuestros parlamentarios están dispuestos a todo en la diaria pulsión de ser populares.